Quedan 4 horas para comenzar un nuevo año. Y os preguntaréis que qué hago yo escribiendo un post a estas horas, cuando lo que debería estar haciendo ahora mismo es ducharme y preparme para la nochevieja. Pero comenzamos nuevamente, así que qué menos que actualizar el blog. No sé por qué le damos tantísima importancia al fin de año, parece que mañana fuese a ser distinto de hoy, pero aparte de la resaca, no veo dónde está el cambio. Mi trabajo seguirá siendo el mismo, mis amigos (a no ser que haga algo esta noche por culpa del alcohol) seguirán ahí, mi nuevo y recién estrenado marido estará a mi lado, mis dos perros tendrán que salir a pasear mañana, mi gato maullará como loco para que le ponga el desayuno, mi madre seguirá enganchada al pc. Entonces, ¿a qué viene tanta ilusión?
Pues porque nos gusta volver a empezar, imaginar que quedan cosas maravillosas por llegar, que podremos enmendar los errores cometidos en este año que se aleja, que se acabará la crisis. Si, simplemente nos maravilla la idea de una nueva oportunidad. Pero olvidamos que esa bella oportunidad la tenemos a diario. Cada día estrenamos un nuevo día, una nueva hora, un nuevo minuto, o una nueva semana o un nuevo mes. Cuando acaba el año echamos cuentas de lo que ha supuesto para nosotros este tiempo que se aleja. Yo personalmente he tenido un gran año. No me he quedado en el paro, he encontrado a mi perro Gódel, también llegó a casa Kimi, y se fué rápidamente al cabo de pocos meses, me he casado, hasta me he hecho sindicalista. Un gran año. Pero ese gran año es en realidad un conjunto de días maravillosos, de ilusiones, de sorpresas y algunas lágrimas.
Y yo ahora me pregunto con ilusión con qué me sorprenderá el destino esta vez, pero no este año, sino el día menos pensado, podría ser mañana, podría ser en una semana. Un día especial que comienza como cualquier otro y termina de forma inesperada, cambiando quizás toda mi vida.
Ojalá pudiésemos empezar cada día con la misma ilusión con la que vivimos esta noche, ya que nunca se sabe lo que nos está esperando a la puerta de la esquina.
¡Felíz año a todos!
6 comentarios:
¡Qué magnífica entrada!
Tienes razón en todo. Cada día debería ser vivido como un día de Año Nuevo, que las ilusiones se pueden renovar a diario.
Que esta noche comience el mejor año de nuestra vida, tan sólo mejorable por el siguiente, je,je.
Un fuerte abrazo, luz de mi vida.
Me parece que tú tenías otro blog en el que te dejé un comentario y luego me dí cuenta de que estaba abandonado el pobre. ¿Me equivoco?
En cualquier caso, que este año te sea igual de bueno o mejor que el pasado. Para tí y para tu madre, que ya somos legión los que la queremos.
Hola Io, si, ya necesitaba actualizar el blog, hay que seguir adelante, y el cambio de año es una buena excusa, pero sólo eso, una excusa, ya que al final la vida no se define por los años, sino por el día a día, que es lo único capaz realmente de sorprenderte.
Hola JuanRa Diablo, efectivamente el otro blog lo escribo muy de vez en cuando, pero no lo mantengo tan a menudo como éste, que tampoco es que escriba cada día pero bueno, algo es algo, jejeje. Ya he visto tu otro comentario, muchas gracias! Un beso muy gordo!
¡Cómo se nota que ninguna de las dos cocinabais esa tarde-noche! Ambas enganchadas al pc, escribiendo. Bueno, al fin y al cabo es una de las cosas que mejor hacéis. Ambas.
Me alegré mucho, de corazón, de que vinierais a compartir esa última noche del año conmigo, en familia, como lo que somos y seremos durante, Dios lo quiera, muchos más años.
Que la suerte, la salud y el amor os acompañen a las dos durante el 2009, el 2010, el 2011...... y muchos años mas.
Os quiero.
PD. Lo de la semana de retraso no me lo tengáis en cuenta. No he vuelto a sentarme delante de un pc desde el 31.
Hola!!! Feliz año. Un beso
¡¡Felíz año con retraso a tí también, Esteban!! Espero que hayamos empezado todos con buen pié y que el año que viene por estas fechas volvamos a felicitarnos desde nuestros blogs, jajaja :D
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