jueves, 8 de marzo de 2007

¿Lobo o cordero?


Tengo una amiga sorprendente. Antes era mi vecina, y cada noche sacabamos juntas a los perros. Ella subía a recogerme, yo cogia a mi perrita y las bolsas de basura que mi madre me debaja en la entrada, y nos ibamos a pasear y contarnos cotilleos. Lo único raro fué que en aquella temporada tuve que bajar mas bolsas de basura de las que imaginaba. Nunca me fijé demasiado en que de 3 bolsas, dos eran negras y una rosa. Y no sospechaba de la sonrisita pícara de mi amiga. ¡Imaginaos la cara que puse cuando me confesó con un ataque de risa que cuando subía a buscarme me dejaba su propia bolsa! Aún se me saltan las carcajadas cuando le cuento esta anéctoda a alguien. Es una cosa curiosa cómo actúa la confianza. Creo que una historia tan simple como esta explica muy bien los engaños y desilusiones, ya sean pequeños e inocentes como este, o a gran escala, capaces de arrasar una parcela de tu vida. Cuando confías en alguien, parece que la mente se cierra y no puedes ver más allá. No es que estés ciego y no quieras abrir los ojos, simplemente tu mente no concibe que algo puede ir mal. Cuando no hay razones para dudar puedes vivir un engaño en tus narices y no verlo.
Supongo que todos nos hemos llevado algún palo de alguna persona a la que queríamos, ya sea un amigo, un novio, un familiar.. Cualquiera que haya vivido esto sabrá que se pasa mal, son momentos que te hacen recordar forzosamente que tus pilares a veces se tambalean, que las cosas no son tan seguras como tu pensabas.
¿Pero no es fantástico como poco a poco todo vuelve a su sitio y seguimos adelante? Cuando alguien en quien no teníamos mucha fe nos sorprende, cuando la ayuda vino de la persona menos esperada, o cuando compartes un momento de complicidad con una persona con la que tuviste una mala historia, son cosas que a mi particularmente me devuelven la vida. Es genial recuperar la confianza en alguien, y no perder nunca la esperanza. Y es aun mejor cuando alguien a quien tú decepcionaste vuelve a creer en ti. A veces parece que le damos demasiada importancia a nuestra vida y no pensamos demasiado en los demás, en los motivos que les llevó a cometer lo que a nuestros ojos puede ser alta traición. Y seguro que nosotros somos los primeros que hemos ofendido a alguien y no hemos entendido porqué se lo ha tomado tan mal. Lo que está claro es que la traición sólo existe en el punto de vista del traicionado.
Siempre me han dicho que confío demasiado en la gente, y luego me llevo muchas desilusiones, pero seguro que también me he llevado más alegrías que si hubiese pasado los años sumida en el recelo. ¿Tenéis en vuestra agenda el número de alguien a quien jurásteis que no volveríais a hablar, y con quien seguís en contacto? Yo tengo más de uno, y recibo llamadas de otros que en su día me borraron a mí.
Alguno pensará que nunca aprenderé, que vivo en un mundo inexistente. Es posible, pero soy más felíz asi, y puedo decir con orgullo que si mi amiga Savanna volviese a dejar una bolsa de basura en mi puerta, la bajaría pensando que es mía.

8 comentarios:

Io dijo...

El mundo en el que vives sí existe y es mejor que esté poblado por personas como tú, que pecan de exceso de confianza, que por seres taimados que nunca tropiezan dos veces con la misma piedra. La confianza es algo muy valioso. Cuesta mucho ganarla y muy poco perderla. Recuperarla es todo un triunfo, un triunfo que se reparte entre los dos interesados, en una escala proporcional a la sinceridad de cada uno. No volver a confiar en alguien no tiene ningún mérito, es sólo una victoria del cerebro sobre el corazón y ya sabemos que el cerebro nunca arriesga nada. Es el corazón el que hace de la vida una apuesta continua, un juego vital en el que uno pone sus mejores sentimientos sobre la mesa, es el corazón el que te susurra “sígueme” cuando el camino que se muestra ante tus ojos no parece muy seguro. Ten el valor de hacer aquello que tu corazón te dicta, decía un proverbio. Además, si no fuese así ¿Qué utilidad tendrían las piedras?

Savanna dijo...

Hoy en día es muy dificil poner la mano en el fuego por nadie , son muy pocas las personas por las que yo lo haría. Yo muchas veces he sido cordero y otras veces seguro que he sido lobo unas veces sin querer o sin darme cuenta y otras queriendo por sentirme traicionada , ya se sabe que no hay nada peor que te hieran el orgullo para sacar lo peor de ti.
Respecto al tema de la basura , no puedo evitar gastar bromitas de pueblo de vez en cuando a la gente que quiero.

Agus dijo...

Así que dejando bolsitas por ahí para que otros las bajen no? jejeje, que bromista esta Savanna.

La verdad que yo me considero bastante racionalista, pero eso no quiere decir que tropiece dos veces en la misma piedra, aunque intento evitarlo siempre que puedo.

Mi novia me tacha de que uso demasiado el cerebro y muy poco el corazón, que todo lo intento racionalizar, buscarle el porqué. No en vano, uno de mis filosofos favoritos es René Descartes, quizás un poco debido a que gracias a él saque muy buena nota en el examen de filosofía en selectividad, allá por el 96.

Veo que se me escapa el tema de las manos, jejeje, me pongo a hablar de mi y me olvido de todo, quizás también soy algo egocentrico. Pero, volviendo al tema que nos ocupa, creo como IO que es muy dificil tener una buena relación de confianza con alguien y muy fácil perderla.

Y haciendole un guiño a Sophia solo decirle que tenga un poco más de CONFIANZA en que de vez en cuando escribiré algún que otro comentario en el blog, que no desespere.

Darthon dijo...

Esta claro que vivir en un mundo sin confianza, seria vivir en un mundo frió e impersonal, donde nadie se sentiría apoyado y respaldado por nadie. La confianza une a las personas, ya que sin confianza no existe la verdadera amistad.

gu dijo...

Confianza... eso que solo se tiene cuando estas amarrado para no caerte y a veces ni eso...

La vida te enseña a desconfiar hasta de tu padre, pero como todo lo que se aprende, se olvida.

Yo por si acaso no me fio de mi mismo.

Unknown dijo...

Io, me acuerdo en este momento de tu articulo sobre las buenas compañias. Muchas veces he encontrado mas confianza en la mirada de un animal que en la de una persona.
Yo no acabo de perder la esperanza de seguir encontrando gente a la que dar mi confianza y confien en mi, pero la verdad cada vez me cuesta mas. Me llamó la atención hace poco una iniciativa por parte de un colectivo para regalar abrazos; no se si tuvo exito pero la verdad te hace pensar si realmente nos sentimos tan solos y todo ello por culpa precisamente de esa desconfianza.
Pero por lo menos, quizás en estos momentos es cuando mas satisfación sientes al encontrar a alguien que te responde y piensas que no todo esta acabado.

Alfonso Casarez dijo...

Eja!!! yo tambien vivo en un mundo parecido al tuyo, yo lo llamo el Pais de las Sonrisas, y es que ¿que caso tiene el tenerle odio a todo el mundo? mejor les sonrío...

Sophia dijo...

Bueno, a mi a veces me cuesta un poquillo sonreir todo el rato, sobre todo en el trabajo donde cada vez que mi jefecillo me toca las narices vuelvo al país de la mala leche, jijiji, ¡pero hago lo posible por sonreir siempre! ¡¡Además, no habrá jefe capaz de quitarme la alegría!!