jueves, 15 de febrero de 2007

Lovely Park


Lovely Park es un parking, pero no un parking cualquiera en el que llegas, dejas tu cochecillo (digo lo de cochecillo porque el mío es pequeño, ya sé que hay gente que tiene un COCHE en condiciones, pero este no es el caso) y te vas a hacer tus compras o lo que sea, luego vienes y pagas religiosamente (en la mayoría de ellos por fracciones de tiempo, da igual que estés media hora que una, te la van a cobrar entera igual, aunque ahora me parece que la ley ha cambiado, no sé, tendré que informarme), a continuación te vas y punto. Bueno, pues en este parking que está situado a las afueras de la ciudad italiana de Bari, se puede hacer el amor (digo lo de hacer el amor ,porque follar suena mal, pero vamos en un coche se folla , no se hace el amor). Los aparcamientos están separados por vallas para evitar a los mirones, y lo digo en masculino porque siempre son ellos los que hacen este tipo de cosas. De momento es gratis, pero como todo lo malo llega, el propietario va a empezar a cobrar 3€ la hora. No es mucho si lo comparas con lo que cuesta un hotel.

Y digo yo, ¿Cómo es que todavía no se le ha ocurrido a ningún españolito hacer algo así? Seguro que se forra, eso si, poniendo papeleras en cada aparcamiento para evitar desechos en el suelo.

La verdad es que hacer el amor (follar) en un coche no es nada cómodo, digamos que si lo haces en la parte de delante siempre te molesta la caja de cambios y el freno de mano, y si te pasas a la parte de atrás al final siempre te molestan los asientos de delante, y eso siendo un COCHE, porque en un cochecillo como el mío ni te cuento...



2 comentarios:

Sophia dijo...

Aún recuerdo aquellas escapaditas con el coche, los descampados, los nervios si se acercaba otro vehículo, los golpes que me pegaba con el techo, los sustos cuando sin querer activábamos el limpia parabrisas o el claxon... No se si hubiese ido a un parking destinado a tal fin, creo que me habría cortado un poco saber que sólo una valla me separa de la pareja de al lado. ¡Por suerte ya tengo cama!

Kurilia dijo...

¡Quién fuera joven para no tener frio!