viernes, 28 de marzo de 2008

Montañas rusas


Siempre se ha dicho que las mujeres somos más inestables que los hombres. Es algo que nunca he puesto en duda, y siempre pensé que se debía a que ellos son más conformistas, mientras que nosotras tendemos más al perfeccionismo en los detalles, y nunca es suficiente, siempre se puede mejorar un poquito más la relación. Pero como no me aclaraba, he estado auto-estudiándome unos meses para analizar mi comportamiento a fondo. El resultado, me doy cuenta de que a lo largo del mes (entenderemos por mes, el mes de la mujer) tengo 2 semanas en las que soy feliz con mi vida, con mi pareja, con mi casa, con mis animales y con todo lo que me rodea. Me siento que estoy donde debo estar, me apetece casarme y formar una familia. Pero a continuación, paso a las siguientes dos semanas, y es aquí cuando todo se desmadra. En estos temidos días lo único que quiero es cambiar de vida, irme de viaje con amigas, salir por las noches, retomar el contacto con algunos amigos que dejé en el pasado, y me entra la clásica angustia del tipo "creo que me he equivocado de vida, esto no va a funcionar, se me está pasando el tiempo y quiero hacer muchas cosas...", son en estas semanas cuando surge la necesidad imperiosa de dedicarme en cuerpo y alma a la play, el punto de cruz o la lectura profunda. Es una forma de aguantar el chaparrón y no hacer locuras, porque en el fondo, por mucho que clame tu fuero interno que necesita libertad, aún te queda un atisbo de sensatez que te susurra que es pasajero, que te quedes donde estás o te arrepentirás. Y es que al principio, con tu pareja, todo va bien, estas 2 semanas se viven apasionadamente, pero a medida que la relación se vuelve más estable, con más confianza y más amor, pues parece que esa pasión que sientes está más dispersa, abarca más de lo que te gustaría. Como alguno pensará que esto sólo son excusas femeninas para no aceptar que somos tal o cual, pego un fragmento con el que espero que muchos hombres entiendan mejor a sus novias:

CALENDARIO SEXUAL FEMENINO:
  • Del día 1 al 7: hay deseo sexual, pero el bajo nivel de estrógenos puede producir problemas de lubricación. En esos casos no son los mejores días para el sexo.
  • Del 8 al 14: días plenos, los más aptos para la vida sexual y en los que se dan los mejores orgasmos del mes. Aumenta la secreción vaginal. El momento de mayor excitación suele ser dos días antes de la ovulación: el organismo de la mujer responde así al principio de la reproducción de la especie.
  • Del 15 al 21: meseta. Pasó la gran euforia sexual, pero los niveles de progesterona están altos y provocan sensaciones de felicidad y optimismo. Pueden ser días muy interesantes.
  • Del 22 al 28: la progesterona alcanza su nivel máximo, lo cual indica la llegada del síndrome premenstrual (PMS), que a veces trae síntomas molestos. Días antes de menstruar, suele haber una disminución del apetito sexual, que se vuelve a recuperar apenas iniciado el ciclo, cuando se estabilizan los niveles de estrógeno.

¡Qué difícil es vivir en esta montaña rusa! Es agotador ser mujer.

lunes, 10 de marzo de 2008

La familia crece


Como muchos ya sabéis, hace poco menos de 2 semanas adoptamos a un nuevo miembro, un pequeño perro atropellado. ¡Y qué cosa más linda! Parece una mezcla entre mi perra y el perro de mi madre, está muy delgadito (pero le estoy cebando, que esas costillas marcadas no pueden ser buenas) y es bastante miedoso. Poco a poco empieza a soltarse por la casa, y ya se va animando. Le hemos llamado Gódel. Esto ha sido cosa de mi novio, que es un poco friki y le ha puesto el nombre de un matemático, o de un algoritmo, o de unos números, no se, no me ha quedado claro. Yo quería llamarle 'Canelo', pero no ha triunfado. A mi madre casi le da un infarto cuando le dije lo de canelo, me dijo que era como llamarle tonto por aquello de la expresión 'hacer el canelo', que dicho sea de paso, yo nunca la he escuchado, ¡¡no es de mi generación!! Pero claro, ya mi ilusión se evaporó y finalmente le dije a Fran que le pusiese un nombre bonito. Y este ha sido el resultado... no haré comentarios.

El caso es que no tenía ninguna intención de adoptar un nuevo perro, que ya bastante tengo con mi perra Chu y mi gato gordo y enorme. Además, mi Chu cumple 12 años en mayo, y mi intención es que pasase estos años de vejez tranquilita en casa, recibiendo ella el 50% de los mimos que se reparten. Pero claro, estas cosas (al menos en mi caso) no se programan, sino que aparecen delante mía y tengo que decidir... que es lo que me pasó con mi gato y lo que me ha pasado con Gódel. Un pobre perrito, atropellado, abandonado a su suerte, herido... ¡si es que no puedo resistirlo! Así que hala, veterinario y para casa. A mi perra por poco le da un soponcio, y como si no tuviese suficiente con vernos a mi novio y a mí haciéndole cariños a ese desconocido sucio y pulgoso, tiene que aguantar también que la persiga por la casa para jugar, y que en los paseos se le cruce por delante todo el rato. Mi gato, en cambio, se lo pasa de maravilla con su nuevo hermano. Le persigue, le muerde las patas, le tira la zarpa (cariñosamente, no hay malicia) y se restriega contra él con mucho amor. Parece que por ahí la cosa va bien.

Nos queda mucho camino por delante a Fran y a mí. Es casi un cachorro (nos han dicho que tiene un año y medio, aunque a mí me parece menos) y no está acostumbrado a estar en una casa, además de que le tenemos que tener en reposo durante un mes para que se cure bien. No está acostumbrado a salir a pasear, se queda mirando los árboles y mirándonos a nosotros, como diciendo 'si, vale, un árbol, ya lo veo, ¿y qué quieres que haga con él?', aún no sabe lo que significa NO y hay que andar con mucho cuidado con dejar comida a su alcance, no responde por su nombre, pero bueno, todo esto con tiempo y paciencia lo iremos solventando.

Ahora cuando le veo, me parece un encanto de cachorro, se pone muy contento cuando llegamos a casa, y se queda llorando cuando nos vamos (espero que no llore mucho o mis vecinos me estrangularán), pero aún no siento el amor profundo que siento por mis otros dos niños. Hay gente que se piensa que metes un animal en casa y listo, ya le quieres y le adoras, pero no, es igual que conocer a una persona, tienes que ir descubriendo su personalidad poco a poco, conociéndole, y es entonces cuando entra en tu corazón y ya no sale. Nosotros estamos en esa etapa, en la de conocerle, y él debe estar igual con nosotros, pero no dudo en que al final será uno más en casa, espero que no sea un cabroncete! jajaja.

¡Saludos perrunos a todos!